El Cáceres 2016 consiguió arrancar su monoplaza en la LEB Oro esta temporada. Los cacereños ganaron (92-75) a un Gandía que sigue gritando Víctor trata de arrancarlo, y ya van tres etapas en blanco. Los cacereños se sobrepusieron al fallo en el pistón que suponía la baja de Moss y acabaron divirtiéndose y disfrutando a escape libre de la velocidad de la victoria.
Los primeros compases del partido sirvieron para poner de manifiesto que Gandía no está en esta Liga o que el técnico Víctor Rubio no está acertando con los neumáticos en estas primeras carreras. Prueba de ello es que los cacereños podrían haber roto el choque antes de sentarse en el banco en la primera vuelta, ya que los primeros acelerones eran cacereños y los valencianos no estaban para vueltas rápidas. Su mejor baluarte, Robinson, no estuvo muy acertado y no explotaron su juego interior para hacer daño a la línea más débil de los de Piti Hurtado. Mientras, el Cáceres 2016 aunque a tirones, pero se iba al descanso con una buena distancia, que podía haber sido mucho mayor (46-36).
En la tercera vuelta y tras la parada en boxes, el conjunto valenciano apuraba en cada curva y poco a poco se fue metiendo en el partido, tras la relajación del monoplaza cacereño, que aunque encabezaba la carrera siempre, no era capaz de superar las distancia psicológica de 10 puntos. Es más, los cacereños dilapidaron su distancia y vieron el morro valenciano en alguna curva como en el 61-59 que figuraba en la última pasada por meta antes de la bandera de cuadros.
La última vuelta, no comenzó bien, ya que por primera vez desde el minuto 2, el coche valenciano se ponía por delante. Los fantasmas de Burgos bajaban las gradas y se ponían A Pie de Pista con un aterrador 61-65. Después de un tiempo muerto en forma de repostaje, Piti dio la orden por la conexión de radio: no se puede perder. A partir de ahí, el Cáceres 2016 con una conducción salvaje le pegó una pasada de coleccionista a Gandía. Los valencianos no pudieron hacer nada ante un equipo que ya no levantó el pie del acelerador hasta la bandera de cuadros.
Los primeros compases del partido sirvieron para poner de manifiesto que Gandía no está en esta Liga o que el técnico Víctor Rubio no está acertando con los neumáticos en estas primeras carreras. Prueba de ello es que los cacereños podrían haber roto el choque antes de sentarse en el banco en la primera vuelta, ya que los primeros acelerones eran cacereños y los valencianos no estaban para vueltas rápidas. Su mejor baluarte, Robinson, no estuvo muy acertado y no explotaron su juego interior para hacer daño a la línea más débil de los de Piti Hurtado. Mientras, el Cáceres 2016 aunque a tirones, pero se iba al descanso con una buena distancia, que podía haber sido mucho mayor (46-36).
En la tercera vuelta y tras la parada en boxes, el conjunto valenciano apuraba en cada curva y poco a poco se fue metiendo en el partido, tras la relajación del monoplaza cacereño, que aunque encabezaba la carrera siempre, no era capaz de superar las distancia psicológica de 10 puntos. Es más, los cacereños dilapidaron su distancia y vieron el morro valenciano en alguna curva como en el 61-59 que figuraba en la última pasada por meta antes de la bandera de cuadros.
La última vuelta, no comenzó bien, ya que por primera vez desde el minuto 2, el coche valenciano se ponía por delante. Los fantasmas de Burgos bajaban las gradas y se ponían A Pie de Pista con un aterrador 61-65. Después de un tiempo muerto en forma de repostaje, Piti dio la orden por la conexión de radio: no se puede perder. A partir de ahí, el Cáceres 2016 con una conducción salvaje le pegó una pasada de coleccionista a Gandía. Los valencianos no pudieron hacer nada ante un equipo que ya no levantó el pie del acelerador hasta la bandera de cuadros.
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