El Cáceres 2016 lleva algo más de un año y medio de vida y ya tiene adversario por antonomasia: Illescas. Es curioso debido a que sólo la cercanía geográfica engloba en el mismo saco a ambos equipos, pero parece que los dioses del baloncesto han querido que sean adversarios irreconciliables deportivamente hablando.
Todo comenzó en el partido de la temporada pasada de la segunda vuelta, cuando los de Piti Hurtado probaron cómo se las gastan los toledanos en su atrincherado pabellón, ya que en el partido de ida los manchegos ganaron sin más y siendo mejores a un desdibujado equipo, que por aquel entonces comandaba Fede Pozuelo. En el choque de tierras toledanas, la afición se mostró especialmente caliente con los jugadores y con los aficionados cacereños a los que les dedicaron insultos y amenazas de todo tipo, con recordatorios de ¡Plasencia!¡Plasencia! incluidos.
La cosa no quedó ahí, y los dioses de la FEB quisieron que se vieran las caras en las semifinales de la final a cuatro de Cáceres del año pasado. Ese día, Joe Alonso sacó el libro de cómo ganar un partido apretado ante una volcada afición local y Virgil apuntilló a los de Piti Hurtado en la zona. El día más triste de la corta historia del club había tenido como protagonistas otra vez a Illescas.
No obstante, ambos equipos acabaron jugando la LEB Oro y por motivos de cercanía geográfica el Cáceres 2016 fue el equipo escogido para la presentación de los de Juárez ante su afición. Pues bien, por primera vez el triunfo fue para los cacereños, pero no sin polémica, ya que, a pesar de ser un encuentro amistoso, la afición y el técnico dieron al partido un matiz que ni en las pistas más infernales de Grecia o Turquía.
Con estos antecedentes, este viernes llegan a Cáceres con ganas de ganar en la que muchos de los manchegos creen su pista fetiche tras el ascenso del año pasado. Una vez más se espera un partido de altas temperaturas. El espíritu del Andorra sigue vivo.
Todo comenzó en el partido de la temporada pasada de la segunda vuelta, cuando los de Piti Hurtado probaron cómo se las gastan los toledanos en su atrincherado pabellón, ya que en el partido de ida los manchegos ganaron sin más y siendo mejores a un desdibujado equipo, que por aquel entonces comandaba Fede Pozuelo. En el choque de tierras toledanas, la afición se mostró especialmente caliente con los jugadores y con los aficionados cacereños a los que les dedicaron insultos y amenazas de todo tipo, con recordatorios de ¡Plasencia!¡Plasencia! incluidos.
La cosa no quedó ahí, y los dioses de la FEB quisieron que se vieran las caras en las semifinales de la final a cuatro de Cáceres del año pasado. Ese día, Joe Alonso sacó el libro de cómo ganar un partido apretado ante una volcada afición local y Virgil apuntilló a los de Piti Hurtado en la zona. El día más triste de la corta historia del club había tenido como protagonistas otra vez a Illescas.
No obstante, ambos equipos acabaron jugando la LEB Oro y por motivos de cercanía geográfica el Cáceres 2016 fue el equipo escogido para la presentación de los de Juárez ante su afición. Pues bien, por primera vez el triunfo fue para los cacereños, pero no sin polémica, ya que, a pesar de ser un encuentro amistoso, la afición y el técnico dieron al partido un matiz que ni en las pistas más infernales de Grecia o Turquía.
Con estos antecedentes, este viernes llegan a Cáceres con ganas de ganar en la que muchos de los manchegos creen su pista fetiche tras el ascenso del año pasado. Una vez más se espera un partido de altas temperaturas. El espíritu del Andorra sigue vivo.
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